martes, 24 de agosto de 2010

COBRANZA INDEBIDA


Después de un día de caminata por el campos el maestro y el discípulo retornaban a su casa pasando por una largo camino
Al pasar por un descampado oyeron un quejido verificaron y encontraron un hombre caído .
Estaba pálido y con una grande mancha de sangre próximo al corazón avía sido lastimado y ya estaba próximo a perder la conciencia con mucha dificulta el maestro y su discípulo lo cargaron asta su humilde morada
Allá trataron la herida. Una semana después, ya restablecido, el hombre contó que había sido asaltado y que al reaccionar fuera herido por un cuchillo.
Dijo también que conocía su agresor, y que no descansaría mientras no se vengara.
Dispuesto a partir, el hombre dijo al sabio:"Señor, mucho le agradezco por haber salvado mi vida. Tengo que partir y llevo conmigo la gratitud por su bondad. Salgo al encuentro de aquel que me atacó y voy a hacer con que él sienta el mismo dolor que sentí.

"El maestro miró fijo para el hombre y dijo:"Vaya y haga lo que desea. Sin embargo, debo informarlo de que usted me debe tres mil monedas de oro, como pago por el tratamiento que le hice."El hombre se quedó asustado y dijo:"Señor, es mucho dinero. Soy un trabajador y no tengo como pagarle ese valor!"
Con serenidad, hizo a hablar el sabio:"Si no puede pagar por el bien que recibió, con que derecho quiere cobrar el mal que le hicieron?

"El hombre se quedó confuso y el maestro concluyó:
"Antes de cobrar alguna cosa, busque saber cuánto usted debe.
No haga cobro por las cosas ruine que acontezcan en su vida, pues la vida puede cobrarle todo lo bueno que le ofreció.
"Todos los días somos apremiados con centenares de bendiciones.
La primera, es la propia oportunidad de hacer a abrir los ojos en el cuerpo físico. Después, la oportunidad de llenar los pulmones de aire. Aire que nos es dato por la Divinidad.
La bendición del alimento que nos nutre el cuerpo. Alimento que extraemos de la tierra generosa, bastando que en ella plantemos la semilla.
La bendición del trabajo que nos permite el desarrollo de nuestras habilidades, el adelanto, la adquisición de bienes materiales que nos son necesarios.
Finalmente, el digno sostén propio y de los que nos constituyen responsabilidad. La bendición de la religión, que nos fortalece el espíritu, dándonos el conocimiento de la existencia de un Dios Padre, que dirige nuestros destinos y guarda nuestra vida.
La bendición de la familia, de los amigos, de los compañeros, de los animales de estimación. Cada cual, a su modo, nos oferta, cada día, su cariño, su devoción, enriqueciendo nuestras horas. Piense, finalmente, en las bendiciones que todos los días usted recibe, sin esfuerzo alguno. Usted no necesita encender el sol, ni pedir a él que aparezca.
Él simplemente viene y le da calor, luz, vida. Usted no necesita accionar botón alguno para que el viento amigo se manifieste los días de escozor. Él simplemente viene. Balancea el arbolado, espaciosas nubes borrascosas, limpia el cielo y aún juguetea con sus cabellos.
Usted no precisa suplicar a la flores para que irradie su perfume para su deleite .
Usted no necesita suplicar a los pájaros que llenen de sonidos el día. Ellos aparecen y brindan sus oídos con la variedad infinita de sus trinados canterías . Por todo eso, piense, que derecho usted tiene que tomar cuentas a quienquiera que sea, por algo ruin que le haya hecho, ante un débito tan grande para con la divinidad que todo ve, provee, sin exigencia alguna.

Baba richar de oxala